sábado, 25 de diciembre de 2010

Porque en todos los rincones oscuros hay una bulería que te hace renacer...

En los rincones de la inspiración busco estas letras,
en los rincones de la inspiración encontré un caballo llorando,
porque el clavel no se durmió como decía Camarón cantando.

Un caballo que anhela la libertad,
ya la brisa de las noches de verano no peina sus cabellos...
los peinan los desaires que el propio hombre ha creado,
con el lenguaje del dinero,
ahí no hay sitio para ese caballo.

Soñar...
ese es el único alimento que puede quedar,
el único alimento que no nos pueden arrebatar.

No hay galope,
no dentro de un agujero en el que sólo queda el paso del tiempo,
en el que por un hueco entra una tenue esperanza,
entra una brisa de aire que templa los tormentos...

Mientras llegas a la Venta Vargas,
duérmete caballo mío...
y no hagas caso a los desaires de los que no te han conocido.

2 comentarios:

  1. ole tuuuuuuuuuuuuuuuu pedazo de hombre y flamencologo a la vez... además de ser el mejor de todos los hijos del mundo...

    te quieroooooooooooooo

    lo dice tu padre

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  2. Soñar...
    ese es el único alimento que puede quedar,
    el único alimento que no nos pueden arrebatar.


    Juan, no hay mucho que comentar con esta entrada. Me he quedado sin palabras. La belleza y el sentimiento profundo con que le hablas al caballo, es único.

    Un besazo

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